Y SIGO ESPERANDO TODAVÍA…


Cuando te fuiste, algo se marchó contigo.
¡Que lastima que no lo percibiste
porque jamás estuviste de verdad con migo!
Te sentí siempre cerca:
yo tan en ti como tú en lo mío.
Todo transparencia en lo vivido,
en todo lo pensado y lo sentido…
Tu voz era el eco de la mía.
Tu sonrisa desfloraba en mis labios mi sonrisa;
y hasta las cortantes palabras que decías
eran para mí un aliento tibio
en mis horas multiplicadas de fatiga.
Y todo de repente se esfumo con tu partida.
Cambiaste tanto que a pesar de tu amarga cercanía,
estabas tristemente en las antípodas mismas de mi vida.
Cambió tu mirada franca en atisbar de fiera 
-o lo que es peor-, en vacío mirar que desespera.
Cuando me hablabas 
-si alguna vez lo hacías-,
tenías el sarcasmo prepotente en la palabra calculada,
en esa palabra mascullada 
y para herir, artera.
Y se crecía tu orgullo
como se crecen los pavos para exhibir grandeza 
allí donde tan solo anidan 
la fragilidad y la torpeza.
…y así, sin embargo, te amaba,
y así, sin embargo, te esperaba…
como espera la herida
el bálsamo fugaz que la reaviva.
La paciencia infinita se me murió en mis manos 
que seguían aguardando tercamente el fresco abrazo,
tu cariño de antaño,
y ese saludo espontaneo
de los primeros años.
Y así sigo esperando cada día 
lo que es ya solo una ilusión vacía,
amargo desengaño, 
y ruptura total de aquel pasado 
que se murió esperando 
aquel afecto simple que entonces nos unía…
Y sigo así soñando
-tercamente aferrado a ese pasado
que nos uniera un día-
porque algo de mi sigue en ti palpitando todavía.

AUTOR:
RONALD HERNAN TUTALCHA CHICAIZA

Comentarios

Entradas populares